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martes, 21 de febrero de 2012

Levántate.

La luna, que se encendía de noche y movía el mar, cayó en él. Ahora es golpeada por las olas, unas más grandes, otras más saladas. Sin poder hacer más que recibir sus golpes, traga su agua. La que queda en su superficie se evapora por el sol, que ocupó su lugar en el cielo, y sólo queda la sal, que se acumula y hace la luna más grande.
El sol la mira y no espera nada de ella, que sigue recibiendo. El sol la mira y la ve tranquila, siempre sentada en el mar, siempre tragando. Pero nunca se pregunta qué hace allí, ni si le gusta, ni por qué no está en el cielo con él. Se ha acostumbrado desde un día que salió y la vio así, y ya hace tiempo que dejó de mirarla constantemente. Se ocupa de otras cosas, ve mucho más y  se divierte mucho más que con esa escena sin secretos, repetitiva, previsible.
¿Quién puede culparle de olvidarse de un tonto satélite caído, incapaz de cambiar su absurda situación? Y el caso es que la luna ya no sale por las noches, porque sigue en remojo, quieta, sin devolver las olas, que no se cansan nunca.
Luna, despierta, levántate.


=) (R)

domingo, 5 de febrero de 2012

¡Ah, querido!

¡Ah, querido! (que no es lo mismo que "¡ha querido!") ciertamente te he echado de menos, pero intentaba ignorarlo porque me entristece cuando pienso en aquellos días en que te veía día sí día también y siempre encontraba algo que contarte... Sabes bien que ya no es así. Nos vemos tan poco a menudo que casi olvidas mi nombre, pero no te apures, es sólo mi culpa. 
Estaba pensando en cómo he empezado, creo que lo voy a repetir otras veces, porque me encanta. Esas dos palabras... ¡Tan simples, tan puras, tan llenas de sentido! Cierto es que te quiero mucho, aunque no puedas saberlo y cierto también es que suspiro cada vez que pienso en ti, aunque no puedas notarlo. Dicen que deberías ser la última de mis preocupaciones y cuánto más me lo dicen, por encima de más cosas te pongo sin darme cuenta. ¿Por qué no puedo, como individuo, decidir en qué debo ocuparme? ¿Por qué tienen que venir a imponerme mis obligaciones? ¿No puede cada uno tomar sus propias decisiones? Es injusto y, sin embargo, no puedo remediarlo de ninguna forma, hecho en sí aún más injusto. 
Será por eso que te quiero, porque me escuchas y comprendes y compartes mi opinión, tan simple, pero tan corroída y vacía de posibilidades que deprime y se hunde como la ancla de una embarcación ya demasiado vieja que empieza a agrietarse por el peso de ella sin que el capitán se de cuenta.



=) [a pesar de todo] (R)